El ritmo de las clases en Qalam wa Lawh es intenso y el propio sistema de enseñanza, con exámenes semanales, presentaciones orales y algunos proyectos en grupo según el nivel en el que estés, hace que no desconectes del árabe en ningún momento. Aunque en las clases debatimos temas de actualidad en el plano internacional, en el mundo árabe y, en concreto, en la sociedad marroquí, como literatura, sistemas políticos, feminismo, globalización o medio ambiente, es muy bueno que salgamos a descubrir la realidad por nosotros mismos, pues así nos empapamos de las ideas y de las situaciones que los marroquíes se plantean y viven hoy en día.
Después de tres meses y medio estudiando en esta escuela, me gustaría compartir con vosotros la oportunidad que he tenido de descubrir la sociedad marroquí más allá de las clases. En un primer momento, y como podéis imaginar, el contenido de las clases pasaba por tratar diferentes puntos de gramática, una batería de expresiones y términos que nos permitieran desarrollar un tema (ya fuese medios de comunicación, festividades religiosas o tradicionales de nuestros países y del mundo árabe, comercio, viajes, educación…), debates en torno a un tema para practicar nuestras competencias orales y ejercicios de escucha para entrenar nuestra comprensión oral. Pues bien, tras un tiempo estudiando con este sistema, el cual encontré bastante práctico e interesante, tras completar el nivel advanzado, la academia diseñó un nuevo nivel llamado “La lengua árabe en la sociedad”, que nos traía un sistema completamente novedoso y que, a mí, por mis inquietudes personales y sociales, me encantó.
Este sistema persigue que el alumnado se sumerja de lleno en la sociedad marroquí y que, con las competencias lingüísticas y culturales que ha adquirido tras el aprendizaje en el sistema tradicional, se lance a la calle a hacer preguntas y conozca de primera mano y sin intermediarios la realidad y las preocupaciones del pueblo marroquí. Así, el nuevo nivel se articula sobre cuatro temas de actualidad, que corresponden a las cuatro semanas de duración del curso. De esta forma, se dedica una semana completa a la investigación de un tema de candente actualidad en la sociedad marroquí, como por ejemplo el de las personas sin hogar, el desempleo, la corrupción o soborno y las drogas.
Mi estreno en este nuevo módulo creado por Qalam wa Lawh fue entrevistando a un grupo de alumnas universitarias de la facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y Económicas de la Universidad Mohamed V de Rabat, con las que estuve debatiendo cuáles eran las causas sociales, culturales y económicas que hacían del fenómeno una realidad habitual en el país. Este grupo de estudiantes apuntaban al divorcio, como causa de ruptura familiar y de ruptura de la estabilidad de las familias marroquíes, las drogas, la pobreza y el paro como factores que condicionaban a las personas sin hogar a vivir en las calles. Tras la entrevista con ellas, nos dirigimos al centro de la ciudad, a los Jardines de Hassan II, donde pudimos charlar tranquilamente con un grupo de alumnas de educación secundaria, otras estudiantes universitarias, funcionarios y trabajadores de la hostelería. Todos apuntaban a la pobreza y a los problemas familiares como causa y señalaban que la solución para acabar con este fenómeno pasaba por involucrar tanto al gobierno como a las asociaciones civiles, de las que decían que ya prestaban un servicio importante en favor de estas personas, sobre todo con servicios de comedor y programas de apoyo escolar y prevención dirigidos a los niños.
Por otro lado, fue especialmente interesante abordar el tema específico de las mujeres sin hogar, las que se enfrentan a otros tipos de violencia por su género, como es por ejemplo la prostitución o la violencia física y sexual en las calles.
Al ser temas de temática comprometida, el club de voluntariado de la escuela nos proporciona asociaciones y entidades que trabajan con los diferentes colectivos afectados o comprometidos con los fenómenos que estudiamos. Así, pude acercarme también a este fenómeno de una manera más experiencial y a través del testimonio directo de las propias personas sin hogar que sufren estas condiciones. Para ello, la responsable del club de voluntariado de la academia organizó una salida a las calles de la capital marroquí, Rabat, para que pudiéramos hablar con las personas sin hogar sobre las circunstancias que los han llevado a vivir en la calle, los problemas con los que se encuentran en el día a día y la ayuda que reciben desde el gobierno o las asociaciones sin ánimo de lucro.
Con estas oportunidades, no solo he podido entablar una conversación real fuera de la academia y desenvolverme en un contexto nuevo, sino que he tenido la oportunidad de comprometerme socialmente con el pueblo marroquí, a través de un colectivo al que te puedes acercar en cada esquina, pues los problemas familiares, el desempleo, la adicción a las drogas y otras tantas causas empujan a muchas personas y, en especial, a niños y a mujeres a vivir en las calles.
Gracias al voluntariado con las personas sin hogar he podido conocer de primera mano las duras condiciones en las que viven y me he podido acercar, sencillamente, a sus vidas. Así, los voluntarios salimos a la calle para repartir algo de comida y bebida a estas personas e interesarnos por ellos. Por parejas e identificados como voluntarios nos dirigíamos a ellos, les preguntábamos cómo estaban y si les apetecía comer o beber algo. La mayoría de ellos hablaba en dialecto, en darija, por ello siempre iba acompañada de una voluntaria marroquí que interpretaba lo que yo quería decirle del árabe al darija. Encontramos personas que sufrían enfermedades mentales, bien como consecuencia de las drogas o por las condiciones de vida en la calle durante años y también encontramos muchos jóvenes que se veían obligados a lanzarse a las calles porque habían sufrido pérdidas familiares y nadie podía brindarles un hogar o unas condiciones favorables para el estudio o para una vida tranquila.
Gracias a estas salidas de campo, estas labores de investigación, el contacto con las personas sin hogar y las propias inquietudes sociales que siempre me han acompañado, he consolidado mi deseo de continuar comprometida con la reducción de la pobreza y, en concreto, de comprometerme en el futuro con las personas sin hogar en Marruecos.
– Elisa Barbero
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